EL CAMPO DE LA VERDAD

jueves, 10 de noviembre de 2011

LAZARILLO DE TORMES


Lázaro y el ciego. La idea central es la evolución de Lázaro, que pasa de ser un niño ingenuo e inocente, sin conocimientos de la vida, a convertirse en el paradigma de "pícaro", muchacho joven que debe defenderse por sí mismo en la vida para poder comer cada día. Una referencia constante en este tratado será la del "hambre": Lázaro dedica todos sus esfuerzos a engañar al ciego, un hombre de gran astucia, para conseguir algo de comida o de vino cada día. Al finalizar el tratado, Lázaro se venga de todas las palizas a las que lo sometió el ciego engañando a su amo y abandonándolo a su suerte.

Lázaro con un capellán. Una vez más, el amo de Lázaro será un religioso. En este caso, el capellán permite que Lázaro trabaje como aguador por la ciudad. Una vez que el muchacho ha conseguido beneficios y ha podido cambiar sus ropajes, Lázaro decide dejar el trabajo y buscarse un nuevo amo.

Lázaro cuenta el motivo de su carta. Tras trabajar con un alguacil (policía), empleo que le pareció demasiado peligroso, Lázaro se pone al servicio de un arcipreste, quien le sugiere que contraiga matrimonio con una de sus sirvientas. Cuentan las malas lenguas en la ciudad que, en realidad, el deseo del arcipreste era dar un aire de decencia a su relación con la mujer de Lázaro, que en realidad era su amante.
Lázaro, que conoce los rumores, prefiere hacer oídos sordos: ha alcanzado la "felicidad" y cierto renombre en la ciudad, eso sí, a cambio de renunciar a su honor y de permitir las infidelidades de su esposa.

Lázaro de Tormes era un chico, hijo de Antona Pérez y Tomé González, que había nacido en la orilla del río Tormes, por lo que le habían puesto dicho nombre: su padre tenía un molino en la ribera del Tormes y, una noche, su madre estaba haciéndole compañía y Lázaro nació.

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