Érase una vez una niña que se llamaba Dalia que vivía en una casa enorme con mayordomos... eran muy elegantes. Un día le compraron un vestido nuevo precioso y se puso a presumir por todo el barrio. Al día siguiente, su amiga Jenny la invitó a un cumpleaños, pero su madre no le dejó ir porque si iba se manchaba la ropa. Dalia se quedó muy triste, ese fue el castigo por presumir de su ropa.
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ResponderEliminarEsta muy bien porque nos enseña a no presumir
ResponderEliminares chulo
ResponderEliminarMuchas gracias
ResponderEliminarMuy bien, Selena. Agradecer la participación está bien, guste o no guste el comentario
ResponderEliminar¡¡¡Es MEGATOPEGUAY¡¡¡
ResponderEliminarEs un poco pijo pero al final me gusta mucho.
ResponderEliminarNo es mi estilo ser pija la verdad, pero...
ResponderEliminarel cuento me salió del alma.
GRACIAS
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